Las hormonas del enamoramiento

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¿Por qué nos enamoramos?

FERNANDO PINO
Contestar semejante pregunta probablemente resulte casi imposible y para al menos lograr acercarse a una posible respuesta, habría que formularse otras tantas preguntas. Por ejemplo: qué es el amor, qué sería de nosotros sin él o qué es estar enamorado en realidad.

Sin dudas, todas estas preguntas tienen una fuerte carga de subjetividad y habría que tener en cuenta muchos factores que inciden en la forma en la que cada uno de nosotros considera qué es el amor y estar enamorado. Desde nuestros procesos cognitivos, lo social, lo que hemos aprendido desde los medios de comunicación y un largo etcétera. Pero hoy nos dedicaremos a los que pocas veces nos cuestionamos, lo biológico del amor, la ciencia del amor.

Una mirada científica al amor
Mirar algo como el amor con ojos científicos, parece casi un sacrilegio pues todos tenemos un concepto romántico, espiritual o sentimental del amor, pero entonces: ¿qué es el amor?

¿Qué es el amor?
La RAE define el amor de varias maneras, por ahora quedémonos con las 3 primeras:

1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.
2. m. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.
3. m. Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo.
Teniendo en cuenta estas definiciones, bien podríamos decir que el amor es una especie de adicción, ¿no? Pues así es, algunos estudios científicos han descubierto que los mismos procesos químicos que se desarrollan en el organismo cuando estamos frente a una adicción, también ocurren cuando decimos estar enamorados.

Además de ser parte de la química de nuestro cuerpo, el amor parece estar incluso en nuestros genes, como algo que debemos ser capaces de brindar, por ejemplo, a nuestros hijos. El amor (en nuestra concepción puramente romántica) nos motiva y nos regocija, diferenciando a los seres humanos de la enorme mayoría de los otros grupos sociales animales. La química que trabaja en el cerebro para darnos a entender que estamos enamorados define, entre otras cosas, las formas en las que vamos a formar familias o a tener hijos.

¿Cómo y porqué nos enamoramos?
Helen Fisher, antropóloga y profesora en la Universidad Rutgers (EEUU), se ha especializado en el estudio de las relaciones y el comportamiento humano durante años, desarrollando una de las teorías más relevantes sobre el amor y los procesos químicos que lo enmarcan.

En su libro Why we love: The nature and chemistry of romantic love, la doctora Fisher señala que existen 3 etapas en las que el amor se desarrolla y cómo cada una de éstas es impulsada por diferentes procesos químicos y hormonales. Estas tres etapas serían además, los sistemas que la humanidad ha desarrollado para el apareamiento y la reproducción:

Etapa 1: la lujuria
Básicamente sería la libido, la atracción sexual. Es la primera instancia del amor y en ella, tanto en hombres como en mujeres, se liberan las hormonas sexuales en el cuerpo (testosterona y estrógenos).

Etapa 2: la atracción sexual selectiva
Aquí es cuando todo el sentido romántico del que hablábamos (el de la conexión, la plenitud, lo absoluto) golpea con todas sus fuerzas. Es ese momento en el que no se puede dejar de pensar en la otra persona, en el que en algunos casos se pierde el apetito, se necesitan menos horas de sueño, etc. Todo esto es el resultado del estado en el que se encuentra el organismo, el trabajo de los neurotransmisores y en especial el de las monoaminas.

En esta etapa, las monoaminas juegan un rol fundamental. Participan por ejemplo la dopamina (que también se activa con drogas como la cocaína), la adrenalina (que acelera el ritmo cardíaco y puede hacernos sudar) y la serotonina (que prácticamente te enloquece).

Etapa 3: el apego
Esto es el profundo sentimiento de unión con el/la enamorado/a, es el “juntos por siempre”. En esta última etapa, el sistema nervioso libera dos hormonas fundamentales que determinan el apego a la pareja y se cree que estas desempeñan un rol muy importante en lo que refiere a los aspectos sociales y los modos de vida en grupo.

Ellas son la oxitocina y la vasopresina. La oxitocina es liberada por la glándula del hipotálamo durante el parto y también ayuda en la leche materna, colaborando a consolidar el fuerte vínculo entre la madre y el niño. Por otra parte, también se libera (en ambos sexos) durante el orgasmo y se cree que cuanto más relaciones sexuales tiene una pareja, más profundo es su vínculo.


La vasopresina es otro químico muy importante en esta etapa de compromiso a largo plazo. Es un importante regulador del riñón y su función en relaciones a largo plazo fue descubierta cuando los científicos examinaron ratones de pradera. Estos ratones, no sólo tienen relaciones sexuales con fines reproductivos sino que, tal como los humanos, lo hacen por placer y sus vínculos también son mucho más fuertes y duraderos.

Obtenido del sito web: 


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